lunes, 20 de junio de 2011

Operación bikini, método Dukan y demás tontás del verano.

Hola!
Ah, no espera, que esto es en plan serio. Uhm...
Hola (mejor así).
Me llamo Rafa.
Tengo 33 años (¡Mira, capicua! grita alguien al fondo)
Y he estado gordo, pero GORDO de narices.
No os quepa duda.


El caso es que llevo varias semanas leyendo cosas sobre dietas, operaciones bikinis, granolas de special K y, por supuesto, por supuestísimo, sobre el método Dukan (que sí, que se escribe Dukan, por su... ejem, "inventor", Pierre Dukan. Y no Duncan, como Duncan McCloud, último inmortal sobre la tierra y experimentado espadachín, que siempre fue más de "sólo puede quedar uno" que de "no te comas el bocadillo y coge lechuga, coñio ya!"). Y como no hay nada más bello que compartir, yo os cuento mi experiencia y cada uno que piense lo que quiera.


Tara taraaaaa.


Realidades vergonzosas de un blogger.

Hoy...

Dietas y depresión, la vida misma.


Como os decía, tengo 33 años ("¡Eso ya lo has dicho, pesao!" grita alguien al fondo) y a lo largo de esta década y media -y cuarto y mitá- he pasado por todos los estadíos físicos por los que uno puede pasar en su vida, quitando lo de estar embarazado, normá. De pequeñito siempre fui un chaval bastante deportista, y claro, al cumplir los trece años me había convertido en un tío grande. No soportaba el fútbol, porque mi padre se había cuidado de saturarme para que terminara odiándolo, así que las horas que otros chavales gastan corriendo detrás de un balón yo las utilizaba en jugar al matar, al coger (uhm... traducción simultanea para los amigos de latinoamérica: al pillar), jugar al elástico (sep, ya empezaban mis inclinaciones de chica bloguera), montar en el skate, hacer surf en la playita (las mejores olas las de septiembre, yum yum esas mareas de Santiago...), pegarme con los compis en el gimnasio (a.k.a. full contact) e ir corriendo a todos lados como si fuéramos vikinguillos desarrapaos.

Aquí uno con dieciocho añitos, que esta feo que yo lo diga, 
pero era un yogurín. El pibón rubio es Eva, of course.

¿El resultado? Pues el obvio: con trece años ya no tenía ningún problema a la hora de entrar en garitos para peña de dieciocho. Y entonces me dio por meterme a hacer pesas... Y la cosa empeoró. Con dieciocho ya tenía el contorno de una excavadora pequeña. Con 22, el de un autobús del incerso, y con 23...
Bueno, con 23 la cosa se fue a la mierda: Eva empezó a estudiar las oposiciones y nos pasábamos el día en casa, con lo que todas las olas, las pesas, el full contact (bueno, a esa edad ya había empezado con el aikido), el monopatín, la bici... cedieron su lugar a los bocatas de queso, las tartas de chocolate, los pasteles de crema y las montañas de jamón serrano.
Resulta que al hacer ejercicio liberas endorfinas, una sustancia que hace que te sientas feliz como una perdiz y contento como... uhm... ¿un cubo de cemento? Al dejar de hacer ejercicio te dan bajones, y el cuerpo busca alternativas: azúcar, queso, chocolate... son alimentos que también liberan endorfina y que, los muy puñeteros, te hacen sentir harto feliz y satisfecho... aunque te estén convirtiendo en un tonelete.
El caso es que yo, que había estado bien, relativamente, que había estado megacachas un par de años antes y que era un primor verme, terminé cogiendo diez kilo el primer mes... y el segundo... y el tercero... Y cuando quise darme cuenta pesaba 159 kilos, me había descuidado total y absolutamente y la familia y klos amigos ya no sabían dónde mirar para disimular, puesto que yo tenía la fea costumbre por aquel entonces de ocupar todo el campo de visión.
 Rafa viste disfraz mangui de orco Shrekoso y traje de grasa de 135 kilos 
(todavía me faltaba pillar 24 kilos más, así que imaginaros...)
 
   Va sin coña... me dejé barba apestosa, dejé de pelarme, de comprar ropa chula (bueno, tampoco había muchas opciones) dejé de preocuparme por mi higiene y, lo que es impensable en mí, por mi pelo (que sí, entonces tenía), con lo que iba por la calle que parecía Hagrid, el gigante de Harry Potter o, en su defecto, un sin techo con mucho pan con manteca: Los chavales de Cádiz, que tienen guasa los cabrones, solían correr delante de mí gritando "¡No me comas!", mis padres intentaban sutilmente convencerme de que adelgazara y la peña se cachondeaba de mí en bajito, pensando que no podía escucharlos. La verdad es que no me afectaba demasiado, o quizá debería decir que por aquel entonces yo pensaba que no me afectaba. Para ser feliz me bastaba con alquilar un buen videojuego y una buena cena: mi medio kilo de jamón, una baguette larga, con sus dos tabletas de chocolate con relleno de naranja, sus trescientas pesetas de chuches y su cuarto de kilo de queso curado... Y sí, no os vacilo, eso era tan sólo la cena. Aunque la verdad es que no solía comer mucho para almorzar, las cosas como son.
El caso es que pasé de 85 kilos a 159, y francamente, tíos... no mola una mierda. Ahora recuerdo esos días y me pongo bastante triste: Yo, que había sido un maldito chulillo voluntarioso y peleón, yo, que había basado mi vida, supuestamente, en la fuera de voluntad, yo, que había sido para algunas la última Coca Cola del desierto... me había convertido en Gradsilla, el monstruo comeniños, en el bibliotecario de Blade, en Jabba el Hut de Star Wars... Y mi vida se limitaba a los videojuegos, las pelis, los buenos libros de aventuras y cualquier cosa que me ayudara a olvidar la mísera existencia de aquellos días, porque la pobre Eva seguía con las oposiciones, la pobre.
Pero no me malinterpretéis: no se trataba de una cuestión estética, ni de salud, ni de aceptación social. No. Es cierto que estaba hecho polvo, que jadeaba al dormir y que la peña me miraba raro, pero lo que me dolía, lo que me jodía de verdad, era mi debilidad de carácter de esa época. La imposibilidad de tomar las riendas de mi vida y hacerme con las riendas de mi destino. La cobardía de no ser capaz de pasar una sola tarde sin tener como mínimo un kilo de comida de reserva en mi habitación "por si me entraba hambre" (absurdo, podría haberme alimentado de mí mismo durante un par de años).
Y entonces decidí que había llegado el momento de hacer algo: Probé la dieta de la alcachofa y la de la sopa de cebolla, la de la verdura y la fruta, la del 50% y la del vasito...
Y no me valieron de una mierda.
Fui al endocrino, a la clínica de adelgazamiento y al gimnasio, donde me hicieron la dieta de los batidos y la hiperporteínica (lo que ahora se llama Dukan)...
Y tampoco me valieron de una mierda.
Porque, en el fondo, lo que me hacía comer, la debilidad que se había apoderado de mi fuerza de voluntad era mi vida, mi propia vida, con la que no estaba satisfecho y necesitaba cambiar. 
Hasta que un día mi madre me habló de la cirugía estética.
Supongo que este es el momento en el que más de uno de vosotros dirá "Ah, pillín, te estrujaste la barriga ¿eh?"
Pues no.
Lo que pasó es que, al decirme mi madre lo de la cirugía me dí cuenta de que las cosas se habían salido totalmente de madre. No es que me hubiera pasado dos pueblos, no, es que ya hacía dos continentes y un par de sistemas solares que me había pasado esos dos pueblos. Sabía que había llegado el momento de cambiar...
Pero no lo hice.
Unos meses después Eva aprobó las oposiciones y se fue a Ciudad Real, a donde yo me fui con ella. Allí empezó el cambio y, muy poquito a poquito, sin ningún esfuerzo, empezamos a adelgazar... hasta que, por motivos que no vienen al caso, me pillé una depresión. No voy a enrollarme con esto: baste decir que ciertos motivos me hicieron perder el norte y un buen día me miré al espejo y vi que no me gustaba yo, ni mucho menos en lo que me había convertido. 
Guardo recuerdos raros y escasos de esa época. Sé que dejé de comer -pocos amigos de entonces recordarán haberme visto llevarme a la boca algo que no fuera un café, una copa de coñac o un cigarrillo-, y llegué a hacer auténticas burradas del tipo estar cinco días sin comer ni dormir -simplemente no podía-, a golpe de carajillo y zumo de frutas, quedarme vagando sin rumbo por las calles en Madrid después de cubrir un evento para prensa o incluso colarme en la embajada americana a dormir debajo de la bandera. Anécdotas que ahora me resultan divertidas y simpáticas, aunque en aquel entonces maldita la gracia que me hacían a mí o, peor aún, a la pobre Eva. 
Por culpa de toda esta mierde llegué a recuperar los 80 kilos, pero yo ya no era un chaval, y era muy poco peso para mi constitución. Pero volví a ser la última cocacola para algunas, y la gente me trataba diferente, y todo ese rollo me gustaba, aunque por dentro, sin darme cuenta, me estuviese convirtiendo poco a poco en un chacal sin corazón... 

Aquí aún estaba en los 95 y bajando, pero os hacéis una idea...
No os perdáis el vaso de coñac en la mano, todo un clásico de esa época.
Entonces un día me miré al espejo y vi que tampoco me gustaba esa persona que veía, ni mucho menos en lo que me había convertido. La única adicta a la coca cola que me importaba lo estaba pasando mal, y ahora sí, había llegado el momento de volver a la realidad.
Y así, con la ayuda de Eva, Shei, Patri, Dany y Silvia, salí de esa mierda de tunel y volví a ser... bueno, diría normal, pero me conocéis demasiado bien como para poder engañaros. Dejémoslo en feliz, más que una perdiz.
Un año después le pedí matrimonio a Eva, y ahora, otro dos años después, estamos tan felices esperando a la gambita.

 Y este soy yo ahora, bueno, más o menos. 
Si lo comparáis con la primera foto da penita, snif snif, pero...
¿qué se le va a hacer?

Eva, por el contrario, ha mejorado con el tiempo, la puñetera... 
Bueno, suerte que tengo, jajaja

No os voy a engañar: Ahora llevo una vida normal. Oscilo entre los 95 y los 103 kilos de peso, nada mal para un tío con el contorno de pecho de un tren Alvia con destino Madrid-Puerta de Atocha. Tengo lorcilla, por supuesto, y no se me marcan las abdominales, pero tampoco estoy mal: todavía alguna chica me sonríe por la calle, y la que importa me sigue besando al salir de la ducha, así que pienso que a pesar de estar viejo, no he perdido del todo el toque. ¿El truco para no engordar de nuevo? Comida sana, aprender a cocinar verduras, comprar fruta fresca de temporada, un saco de boxeo (no tanto para hacer ejercicio como para gastar esa adrenalina que diariamente acumulas y que se puede convertir en frustración), unas escaleras que me he acostumbrado a subir cada vez que quiero ir al baño y, por supuesto, no privarte. Un capricho de vez en cuando es el secreto del éxito.

En cuanto a los métodos de adelgazamiento... pues vosotros mismo. Que sepáis que el Dukan da problemas renales a largo plazo, que la dieta de los batidos va por el mismo camino a no ser que se complemente con fruta fresca y verdura, que la sopa de cebolla consigue que le termines cogiendo asco a la verdura, y que la de la chirimoya... ais, es que es tan divertida esa palabra...
Podéis reduciros el estómago, meteros dentro un balón Nike o ceñirlo con el anillo único de Sauron. Podéis chuparos la grasa con un aspirador Black&decker y estiraros la piel e incluso poneros tetas.
Pero mientras no solucionéis eso que os hace comer, eso que hace que no alcancéis la felicidad, eso que hace que no os guste la persona que os mira desde el otro lado del espejo... mientras no lo solucionéis, no estaréis más que maltratando vuestro cuerpo y tirando el dinero.
Para nada.
Eliminad esas partes de vuestra vida o comportamiento que no os ayudan a sentiros plenos, gastad vuestro tiempo con las personas que realmente lo merecen y, cuando seáis felices, veréis lo sencillo que resulta alcanzar ese cuerpo soñado comiendo sano y con un poco de ejercicio.
Aunque claro, sólo es un consejo.

¡Un abrazo y pasad una noche estupenda!


18 comentarios:

  1. que gran consejo Rafa! yo que por desgracia veo muchos casos de trastornos alimentarios y se lo facil que es sentirse mal con uno mismo y encerrarse en la comida (para mucho y para poco) y lo dificil que es salir de todo eso asi que te doy mi enhorabuena y te digo que estoy totalmente de acuerdo con todo el tema de dietas y operaciones. Para cambiar nuestro cuerpo, tenemos que cambiar nuestra mente

    ResponderEliminar
  2. Pues yo justo llevo 5 semanas a dieta, pero no de esas dietas milagro, sino más bien tengo un plan de comidas y estoy aprendiendo a comer de otra manera. Y todo pq empezaba a no sentirme a gusto, ya no tanto por la apariencia externa sino pq me sentía más pesada, toooooda la ropa me apretaba, me incomodaban toooodos los pantalones... en fin, que tampoco se puede coger kilos cada año sino, cómo voy a llegar a los 60?
    Está claro, que muchas veces comemos por ansiedad, por aburrimiento, pq desviamos otros problemas a través de la comida. Y tb está claro que muchos no saben comer, yo no comía del todo mal y ya ves, cada año cogía peso. Ahora al menos, he cambiado el chip e intento llevar una vida más sana en general.
    Besotes

    ResponderEliminar
  3. Qué manera de despelotarse el alma para dar lecciones...¿en serio a tí no te gustaría ser maestro, niño? La pena del tema de la dieta es que, como tantos otros consejos de la vida, o te lo crees...o te dan por saco (como lo de dejar de fumar, e o no e?). Yo no me puedo quejar. Al contrario de tí, fui una niña gordita , más pará que el reló de la catedrá (a nivel deportivo, no mental jajaja!), de adolescente empecé a moverme y de grande lo que me cuesta es no perder kilos (que tu dirás lo que quieras, pero tela de feo también cuando la familia te espia para asegurarse de que comes de lo flaca que estás). Y sonará exagerao pero ahora peso 60/61, cuando he pesado 57 me he dado pena a mi misma. En serio. Y da igual que te gastes 5 euros en bolsas de chucherías, da lo mismo. Es la otra cara de la moneda.
    Ahora que mis niñas empiezan a dar menos lata parece que me voy asentando y por fín me veo mejor y hay ropa que me empieza a estar chica sin estar preñada (jajaja), qué alegría!
    En fin...que es muy dificil, esto de la relación que tiene uno con su propio cuerpo, mu jodío. Pero desde luego, cuando traspasa el tema de la satisfacción para abarcar el de lo saludable, por arriba o por abajo, lo hemos j**ido.
    Ojala mucha gente te lea, y les despiertes esa chispa de amor propio que tu madre prendió en tí, aún sin proponérselo. BESOS!

    ResponderEliminar
  4. Aunque no me puedo extender demasiado, te he leído enteritoooo y me ha gustado mucho tu post... yo era gordita de pequeña y nunca he sido flaca... pero nunca me ha obsesionado porque tampoco he sido “gorda”, por suerte para mí, mido 1,72 cms. que a veces con tacones se transforma en 1,80 y eso disimula muchas cosas, me gustaría tener solo 4 ó 5 Kgs. menos en alguna época que he adelgazado algo más tengo una cara delgada y me pongo “muy fea” no me va... Ahora eso sí lo tengo es un pelín de grasa “menopausica” que me tiene un amorrrrr!!!! ja ja ja.. pero me doy por afortunada porque este haya sido el único síntoma!!!!! Felicidades por este post! besos

    ResponderEliminar
  5. Ay, ay, ay. Ahora quisiera ser anónima de verdad, para poder comentar a gusto, o tener un medio de tomarme esa birra/güsquito online XD. Pero resumido: cuánta verdad. Y qué difícil es encontrar el equilibrio.
    Anna

    ResponderEliminar
  6. :(

    Rafa... Te juro que me has emocionado... :)

    Ha sido un no parar de :) :( :) :(

    Para terminar con un xD

    Como tú estamos muchos. Yo pesé 50 quilos y ahora estoy en 70. Ayyy que cruz! 50 eran pocos y 70 son muchos... Pero estoy en ello! Y lo que es más importante: me he encontrado! soy feliz!

    Sabes una cosa? Soy dietista además de maestra! Fíjate tu si podría estar yo sílfide! Y me dirás: Menuda caca de dietista...

    Bueno, puedes decirlo, estás en tu derecho, pero en mi defensa te diré que las normas de la alimentación las sé, faltaría más, pero no era feliz y hasta que no lo he sido no he podido tomar las riendas de mi vida y por consiguiente de mi alimentación.

    Es taaaaaaaaaaaal y como lo has contado! Tal cual!!!

    "Podéis reduciros el estómago, meteros dentro un balón Nike o ceñirlo con el anillo único de Sauron." Me quedo con esto!

    Un besote blog de la semana!!! Te haría blog de la semana cada semana!!!

    ResponderEliminar
  7. Ay, se me han saltado las lagrimas porque te entiendo perfectamente.
    He pasado por varias depresiones, por coger kilos, perderlos, cogerlos, perderlos, más depresiones...
    Y hace 2 años y medio pasé por quirofano, poco tenía que perder y más infeliz de lo que era no podía ser...
    No fue ni el camino más fácil de elegir, ni de seguir, pero era la única opción que me quedaba, antes de que terminará con problemas de cancer ( si, la obesidad puede dar tumores por el tema de la testosterona alta), un cancer de utero ( que ya me dio un aviso), un ovario reventado ( tengo ovario poliquistico e iban creciendo, ya me dijeron que si se pasaban un poco más igual podía tener problemas, amen de que no tenía reglas), y así un suma y sigue.
    Así que sí, conozco las dietas habidas y por haber, como se siente uno, la desesperación y esa sensación de "y ahora que?" que te queda a veces mientras buscas tu camino :).

    Un besote!

    Pd.- Me encanta que alguien sepa quien es Nuku Nuku XDD

    ResponderEliminar
  8. Es impresionante el cambio que has sufrido, la verdad, te puedo decir que yo nunca en mi fucking life he estado delgada, nunca nunca nunca... no se como coño bajarlo, y en el fondo, me da mucha pereza hacerlo porque disfruto mucho mucho comiendo... a traves de los años he ido subiendo a lo tonto, y por ahora me quedo en los 68-69, pero deberia bajarlos T_T
    En fin, por otra parte no quiero adelgazar porque soy cabezota, y no me gusta que la gente me diga: es que mas delgada estarias mas buena y demas, me raya y me dan ganas de mandarlos a la mierda... funciono de manera extraña xD
    Por cierto, me mola tu barba xD
    bicooos!

    ResponderEliminar
  9. Tienes toda la razón Rafa, lo de las dietas es un mundo. Yo llevo toda la vida a dieta, un karma. Ahora estoy con la Dukan pero a mi modo, es decir, que lo de comer proteínas un día entero adelgaza, eso está claro, pero que no comer fruta ni casi verduras no es sano, así que yo combino toda mi sabiduría dietética de tantos años de experiencia como puedo y me va bastante bien. He perdido 9 kilos y estoy contentísima porque me veo mejor. Pero la felicidad es otro tema, hay que gustarse y quererse como uno es. Hace unos días le eché en cara a mi marido que no me decía nada de lo que había adelgazado y me contestó "Estás preciosa, pero te quiero igual peses lo que peses" y me dejó sin habla.
    Yo también tuve mi año de no comer, también recuerdo no comer nada durante 4 días, pero eso creo que nos ha ayudado a ser hoy más conscientes y saber más de la vida, al menos yo me]tomo así.

    Un besote guapo.

    ResponderEliminar
  10. El no quererse a uno mismo es lo culpable de todo...
    Mido 1'57, y llegué a pesar 80 kilos, me dejé completamente, cuando siempre había estado delgada debido a mi hiperactividad de cría.
    Al dejar la casa de mis padres y venirme aqui, esos 20 kilos de más se fueron como vinieron, yo que había regalado mi ropa pensando que jamás adelgazaría (cosas que me decía una querida amiga que decía que era como mi hermana...ja!-modo ironía en on-), adelgacé, tuve que renovar mi armario, ahora estoy llena de estrías, incluso tengo algo de tripita, pero no parezco un barril...he dicho que mido 1'57...
    Me mantenía en los 62, 63, y desde hace dos semanas de golpé he bajado a los 60, los disgustos y los nervios te hacen quemar grasa...nada de dietas!!!
    El problema de adelgazar, aparte de las estrías es que adelgazas de dónde no quieres, y de donde quieres no...jajaja

    Y mi meta, ya llegados hasta aqui, es hacer gimnasia, pesas pa los brazos y bici pa los muslos..., que el heavy se está poniendo muy musculado(hizo culturismo en sus tiempos mozos, y a nada que hace bummm), y no va a ser el un chulillo de playa, y yo un metro 57 con tripa y celulitis no??
    No mola, que ya me le miran demasiado las niñas!!!y cuando digo la niñas, es las niñas, de 15 en adelante...también las de su edad, pero en menor grado...si supieran que rebasa los 30 y está cerca de los 40!jajaj quizá no miraban tanto...xD

    Ni dietas raras, ni balones de Nike, nada de nada...
    Comida sana, dieta mediterranea, verduritas y deporte...es lo mejor!!

    Un abrazo familia!!y no dejes que nadie te vuelva a hacerte sentir mal, ni con comentarios ni con nada, vales mucho Rafa!!!por eso siempre Eva, te besará al salir de la ducha!!porque la importas de verdad!!

    Rebeca.

    ResponderEliminar
  11. Gracias por compartir tu historia, Rafa. Me ha gustado leerla, sobre todo porque tiene final feliz. Y otra cosa que veo es que llevas muchísimo tiempo con tu mujer, media vida, vaya, y eso me encanta, porque es raro en estos tiempos... la gente se cansa, se pelea, tira la toalla, o busca algo distinto de lo que tiene. Es bonito ver una pareja que se mantiene enamorada.

    Y muy buenos consejos. Tengo que destacar lo de "mientras no solucionéis eso que os hace comer, eso que hace que no alcancéis la felicidad, eso que hace que no os guste la persona que os mira desde el otro lado del espejo" y "eliminad esas partes de vuestra vida o comportamiento que no os ayudan a sentiros plenos, gastad vuestro tiempo con las personas que realmente lo merecen y, cuando seáis felices, veréis lo sencillo que resulta alcanzar ese cuerpo soñado comiendo sano y con un poco de ejercicio".

    Esto habría que ponerlo en más de un libro sobre adelgazamiento, en lugar de las tonterías que se leen a veces. Besos!!

    ResponderEliminar
  12. La verdad es que lo del estress es puñetero, a ti te da por comer a mi me da por todo lo contrario. En serio,te entiendo, no tiene gracia vivir con ansiedad proque es como si no controlases tu cuerpo... Una mierda.

    Una cosa te voy a decir: quiero el secreto de la mejora tiempo espacio de Eva, esta fantástica. Besotes

    ResponderEliminar
  13. Que gran entrada Rafa! Con esto ayudas a un montón de gente. Y bueno yo no te conocí en tu época de pesar tantos kilos pero te aseguro que te hubiese querido igual, aunque bueno por tu salus y sobre todo por tu bienestar en general es mucho mejor así. Me ha alegrado mucho ser una pequeña parte de tu "cambio de mentalidad" hacia lo positivo, aunque un día me tendras que explicar que te llevó a estar mal (si tu quieres, claro).
    Por lo que respecta a las dietas ya sabemos que son una mierda y son en algunos casos soluciones a muy corto plazo, no hay nada mejor que cambiar de hábitos alimentarios y pensar en comer cosas más sanas.
    Mañana ya nos vemos. besos!

    ResponderEliminar
  14. Por cierto te llegó mi email con las nuevas pinceladas??

    ResponderEliminar
  15. HOLAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!!!!!!!!!!!
    Dicho esto sigamos...yo siempre estuve por debajo de los 50 kg...todaaaa mi adolescencia la marcó el ser delgaducha,poca cosa y carácter flojo ,lo cual llevaba a los demás a creer que de mi harían lo que quisieran,pero llegó el día en que me rebelé y dije,si os gusto es como soy y si no que os den por donde les meteremos a los alemanes los pepinos!!!!!!!
    A la vida le pongo una sonrisa,sarcasmo y me río de mi misma porque me adoro!
    que mas dan 100 que 50 si tu te sientes bien???? Los demás que se metan la opinión debajo del sofá (creías que iba a decir en el culo,ehhhhh) que vuestra gambita (buscadle un nombre que esto no es serio...) va a tener los papas mas geniales del universo universal y más allaaaaaaaaaaaaaaaa!!!!!! besotes!!!

    ResponderEliminar
  16. Agobios, estrés... Ains, la verdad es que sé que he engordado, pero a veces pienso ¿Y qué? QUiero decir, engordo y adelgazo y creo que no hay ningún problema al respecto, además me gusto más ahora que no cuando parecía el espíritu de la golosina como me llamaba mi padre. No sé ahora aunque poco tengo más pecho :D y no parezco un palo.
    Por cierto, eres un exagerado con la primera foto, que yo la tengo y no es tan horrible como la pintas, tu época de adelgazar kilos a lo loco me da más miedo. ¡¡¡Con lo guapo que estás ahora!!! (Y no lo digo por decir, que no sería ni la primera ni la última vez que te lo digo)
    Mil besos, y a ver si te localizo hoy ^^

    ResponderEliminar
  17. Y por cierto ¡Ni ayuda ni tres cuartos! Fue todo gracias a ti, que supiste levantarte en los momentos difíciles, tener la cabeza bien alta y continuar.

    ResponderEliminar
  18. Gracias, no soy ninguna de tus seguidoras, ni una amiga pero te agradecere eternamente este escrito . Me e encontrado en tu blog por culpa del metodo Dukan ... buscando resultados aparecistes tu jaja . Te quiero dar las gracias por lo bien que hablas/escribes y por decir las cosas tal y como son. Me repito pero MIL GRACIAS. Felicidades por la gambita y por supuesto por Eva y por ser siempre su coca cola

    ResponderEliminar