De sus letras, de sus poemas, surgió la inspiración para escribir estas palabras:
Dead man' soul
No habrá días de furia que engalanen
las portadas
de los medios que secuestran nuestras
almas;
no habrá puños en sí mismos encerrados
ni momentos obsoletos de gratuita
desgracia.
No os ocultaré secretos disfrazados de
mentira,
no habrá estragos, ni estallidos,
de mi vieja amiga rabia.
No habrá dientes machacados,
ni dolor ajeno involucrado
por la cruel envidia malsana
a ese momento anunciado
desde el día de mi llegada.
No habrá nudos en la garganta,
ni sospechas desveladas,
ni siquiera habrá un canto,
ni fanfarria,
ni ese fastidioso sueño al que acusan,
eufemistas, de ser “heraldo de la
ruin mañana”.
Me marcharé, sin más, en silencio.
Envuelto en las sombras de las que tejí
mi capa.
Con la firmeza de un dedo que la
evidencia señala.
Se extinguirá, así, mi existencia,
en el florecer honesto de una orquídea encarnada.
Polvo al polvo, y a la tierra.
Metamorfosis: de una vida, a nada.
Cuando me marche no habrá grandes
aspavientos
ni huellas en la arena de mis playas.
No habrá firmas, ni estrellato,
ni coloquios disfrazados de
indescifrables formatos
en los que todo lo malo es bueno, y
todo lo bueno...
Fue malo.
No habrá estrellas artesanas, ni
prodigios,
ni mares crecidas, Abenámar.
Tan sólo habrá silencio.
Y un suspiro
que al fin volará libre,
por las calles de mis sueños.
Incumplidos.
Y eternos.
Rafa del Río